Nos sentamos ante los mediados, sabemos lo que somos pero y ellos saben realmente a quien se enfrentan. Creo que no pues la información no llega de forma adecuada. Como ejemplo el otro día en una sesión informativa un posible mediado me dijo que no, porque no quería que emitiera una decisión que le vincule.
A estas alturas de la película seguimos así, lo malo es que eso es lo que le había informado su abogado.
Cuando uno acude a mediación, al menos la mediación que pretende evitar un litigio, tiene que saber que no acude ni a un psicólogo, trabajador social, ni tampoco a un abogado. No va a obtener terapia ni asesoramiento legal. Simplemente se va a encontrar con una persona que trabajando para los dos partes va a intentar primero que las partes se escuchen, segundo que se escuchen intentando evitar la agresividad, propia de las discusiones previas, tercero procurara que reflexionen, sobre que es lo que reclaman y finalmente que es lo que les interesa realmente, o con que se darían por satisfechos y por ultimo les hará reflexionar sobre las soluciones que ellos sean capaces de aportar para la solución del conflicto. El mediador tiene herramientas para facilitar ese dialogo y que reflexionen ambos por igual sobre el problema y la mejor forma de solucionarlo. El mediador igual también puede hacerles reflexionar sobre posibles soluciones al problema si es que ellos no son capaces de llegar a una solución final del conflicto.
El mediador nunca impondrá una solución a las partes, sino que hablará con unos y otros para que encuentren una solución justa al problema que se les plantea.
El mediador aporta dos ventajas al proceso de mediación, por un lado su neutralidad, y por otro lado la confidencialidad que es un elemento esencial pues permite que se hable de la realidad de las cosas.
El proceso de mediación no tiene porque ser un proceso largo, pues no se trata de un asesoramiento continuado, ni intervención y tampoco, terapia de familia. Sino la solución de aspectos concretos.
A estas alturas de la película seguimos así, lo malo es que eso es lo que le había informado su abogado.
Cuando uno acude a mediación, al menos la mediación que pretende evitar un litigio, tiene que saber que no acude ni a un psicólogo, trabajador social, ni tampoco a un abogado. No va a obtener terapia ni asesoramiento legal. Simplemente se va a encontrar con una persona que trabajando para los dos partes va a intentar primero que las partes se escuchen, segundo que se escuchen intentando evitar la agresividad, propia de las discusiones previas, tercero procurara que reflexionen, sobre que es lo que reclaman y finalmente que es lo que les interesa realmente, o con que se darían por satisfechos y por ultimo les hará reflexionar sobre las soluciones que ellos sean capaces de aportar para la solución del conflicto. El mediador tiene herramientas para facilitar ese dialogo y que reflexionen ambos por igual sobre el problema y la mejor forma de solucionarlo. El mediador igual también puede hacerles reflexionar sobre posibles soluciones al problema si es que ellos no son capaces de llegar a una solución final del conflicto.
El mediador nunca impondrá una solución a las partes, sino que hablará con unos y otros para que encuentren una solución justa al problema que se les plantea.
El mediador aporta dos ventajas al proceso de mediación, por un lado su neutralidad, y por otro lado la confidencialidad que es un elemento esencial pues permite que se hable de la realidad de las cosas.
El proceso de mediación no tiene porque ser un proceso largo, pues no se trata de un asesoramiento continuado, ni intervención y tampoco, terapia de familia. Sino la solución de aspectos concretos.
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